Hola buzos,
El mar plano como un plato.
La luz de la primavera, la temperatura y los astros están de nuestra parte.
Andas por la calle, le das una patada a una piedra y ahí está un buzo escondido con su máscara escupiéndola una y otra vez como si fuera una bruja mirando su bola de cristal, bosteza y vuelve a bostezar.
El buen tiempo llegó y sus labios salivean nitrógeno. El buzo se rasca los ojos, le pican, la invernada fue larga, demasiada para un ser que ansia sumergirse en lo más profundo de este planeta agua y ponerse hasta las trancas de nitrógeno.
El ritual es el clásico, busca y escarba en algún rincón de su madriguera al encuentro de escarpines, traje, regulador, jacket y demás bártulos. El nerviosismo le corroe por dentro ¿sabré bucear...? ¿se me habrá olvidado? Los objetos inanimados aparecen al fondo de algún armario. Los escarpines siguen oliendo como siempre, el neopreno con alguna que otra arruga que el año pasado no tenía y algo encogido le hace plantearse la primera pregunta intrínseca al hombre rana, ¿tendré que llevarme el vaginesil para hacer más llevadera la maniobra de ponerme el taje? en un descuido de su hembra le hurta la pomada en cuestión, las navidades fueron muy malas con crisis incluida y un par de quilos de engorde más el encogimiento del neopreno harán más que necesaria la pomada en cuestión.
Es tal el ansia del hombre rana que en un descuido y escondido en el lavabo se hunta todo el cuerpo del ungüento mágico, el silencio lo envuelve todo, se trata de un ritual primaveral, poco a poco se va dando en todos aquellos lugares donde la cosa se va poniendo más dura a la hora de introducirse la goma de neopreno, los pies primero luego el resto del cuerpo.
Desde un rincón de la bañera la máscara le mira con ojos de asombro, es una de aquellas mascaras amarillentas súper usadas. Es aquella máscara que nunca deja que entre ni una sola gotita en tu rostro permitiéndote gozar del buceo sin que te piquen los ojos. Qué vergüenza está pasando el neopreno con todo aquel pringue y todo para que al oligoelemeto no le dé un infarto al intentarse poner su segunda piel. La máscara muestra una sonrisa picara, el neopreno la mira y le recuerda la sesión de escupitajos que se termina de llevar unos minutos antes y los dos desean haber nacido carcasa submarina de una de esas cámaras digitales. De repente, el hombre rana sale de su escondite y como por arte de magia aparece con ella, es la más envidiada, la toca con delicadeza, es una puñetera pija, parece que esté manipulando algodón,
- " ahí lo tienes", dice la máscara con cara de asco, "mira como la toca, es la cámara digital"
- " sí", dicen los escarpines abandonados en una esquina y hasta arriba de lejía
- " ahí la tenéis, pero pensar que es un ser que a parte de pasar de moda más rápido que cualquier cosa que se haya inventado en este planeta, es el que tiene la tasa de mortalidad más alta"
- " cállate", dicen los cargadores desde lo alto de un armario, "tu hueles a muerto desde el primer día que te estrenan y ese olor te acompañará el resto de tu vida"
- " jejjejejej", se ríe la mascara, "parece mentira, yo fui la primera en aparecer en la historia del buceo y seré la última en desaparecer".
Todo el equipo preparado y a punto de saltar al agua.
Estos días tuvimos visibilidad de 35 metros, fue espectacular. El azul me recordaba al mar rojo. Apenas duró unos días y una masa de medusas nos vino a visitar, los cinturones de venus, cadenas de seres transparentes que se unen formando cadenas de dos kilómetros y medio y que solo se desunen al contacto con el mar movido de la costa. La nube era tal que su densidad te hacía sentir que eras parte de esa sopa nutritiva.
Con el ansia de verlo, escudriño una y otra vez, con un movimiento de 360 grados todo lo que me envuelve. Sé que dentro de esta masa gelatinosa ha de haber alguno escondido, el azul es precioso, por momentos se vuelve verde por la cantidad de plancton, pero luego llega otro claro y ahí está ese azul mágico.
Los buzos descienden con sumo cuidado, no quieren perder al compañero, son los primeros buceos del año y hay que estar algo más alerta que de costumbre. El agua está a 13 grados y con un cinco milímetros y 40 minutos de buceo la sensación se olvida nada más llegar a superficie. Miro y miro y nada, no aparece su silueta, la busco, ansió el plano del primer pez luna del año, pero nada, el fondo está lleno de nudibranquios de todos los colores y yo perdiendo el tiempo buscando en el azul, esa silueta mágica, sé que es la época, se que tiene que ser un buen año de avistamientos, se que lo veré, solo tengo que meterme en el agua, dar tributo a neptuno recogiendo alguna que otra porquería de su fondo y entonces él me lo regalará. Neptuno siempre fue generoso conmigo, siempre me regaló momentos de aquellos que te ponen la carne de gallina, pero parece que esta vez no va a ser.
Mientras buceo me doy cuenta que mi consumo de aire es muy poco, estoy tan relajado, no hay ruido, los buzos que me acompañan se lo están pasando teta, las miradas son cómplices, la parada de seguridad es una explosión final de vida planctónica. La película no ha terminado, del azul se ve aparecer algo. Ahí está! lo es! creo que sí, mi corazón se acelera, el consumo de aire se dispara, el frió que sentía en las manos desaparece, es, es, lo es.... Nooo... Lo cual es mi asombro cuando lo que veo aparecer delante de mi mascara son un puñado de bolsas del supermercado... plástico, maldito plástico y en aquella masa nutritiva de medusitas alimento del segundo tiburón más grande del mundo, el peregrino, de tortugas, del pez luna, en aquel manjar suculento se encuentran asesinas impasivas unos seres que flotan a la deriva, listas para ser engullidas por algún ser de estos que amo con locura, maldito plástico.
En los próximos 3 años el estado español se ha comprometido a dejar los fondos limpios del litoral, les ha entrado la vena jipi, eso y que la comunidad europea les está apretando las criadillas. Menos mal que estamos en la comunidad europea sino llevaríamos todavía taparrabos.
Gracias a todos por las felicitaciones por lo de la Reserva Marina de Sant Feliu de Guixols, los que nos conocéis ya sabéis que son 10 años de lucha desde Piscis Diving a todos los niveles, haciendo gran hincapié en la concienciación sobre la protección del medio marino y seguiremos nuestra lucha hasta ver el mar en el lugar que se merece, lugar de paz y de armonía con el entorno y no una cloaca donde todo el que quiere puede hacer lo que le de la gana sin importarle lo más mínimo los seres que viven en su interior, muchas gracias a todos desde el fondo de mi corazón a 200000 atm de presión
Buen buceo buzos,
Fran
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