Toni Serra 18/11/2000 23:49
Ya soy padre... pero de milagro.
Hola a todo el foro,
por el año 81, me llamó un amigo vasco para realizar una recuperación de sacos de PVC (bolitas pequeñas de plástico de las que se hacen posteriormente las botellas de agua) que se encontraban en el interior de las bodegas de cierto buque hundido en la bocana del puerto de Barcelona.
Una empresa de buceo profesional radicada en Tarragona que tenía que realizar la operación, subcontrató los trabajos a un buceador experimentado para hacerse cargo de la organización y desarrollo de la recuperación.
Contábamos con barca de apoyo, compresor/calderín/narguile, grúa de brazo para extraer los sacos reflotados y un montón de globos elevadores. También un container en donde comíamos, dormíamos y guardábamos el material.
El trabajo consistía en descender a 30 metros, introducirse en las bodegas del buque escorado a estribor, embragar los sacos, afianzar un globo elevador, desplazar los sacos a través del interior del buque hasta el exterior y finalmente, llevarlos a la superficie donde la barca los remolcaría hasta el muelle para que la grúa los sacara del agua. "Vamo a zacar lo zaco ar zo pa que ze zequen", decía un buceador andaluz del equipo.
No recuerdo muy bien lo que pesaba cada saco pero por lo menos media tonelada (500Kg).
Todo transcurría como era de esperar:
-Dificultades para embragar una faja por debajo de un saco de dos metros de ancho por cinco de alto que se encontraba literalmente pegado en toda su base sobre el lodo.
-Visibilidad nula.
-Enganches del narguile (tubo de suministro del aire que respirábamos) tanto al entrar como al salir del interior de la bodega del barco con infinidad de recodos y trastos que colgaban por todos los lados.
-Los globos elevadores no tenían válvula y teníamos que inflarlos con una pericia y finura extraordinarias para no elevar demasiado y poder empujar el globo "entre dos aguas" que llevaba suspendido el saco.
-Solo podía bajar un buceador para evitar multiplicar los enganches en una bodega y recorrido reducidos.
-No llevábamos la botella de seguridad por si fallaba el narguile porque se enganchaba con todo (cabos, trastos, recodos, etc).
Me encontraba en el interior de la bodega del barco en una oscuridad absoluta y embragando uno de los sacos cuando de pronto... EL NARGUILE NO ME SUMINISTRA AIRE.
No llevaba la botella de seguridad, no veía la salida del buque y me encontraba rodeado de cables, cabos, etc.
Salí disparado de allí sin ver a ciencia cierta hacia donde me dirigía pero con la esperanza de que mi orientación no me fallará.
Me encontraba a 30 metros de profundidad, dentro de un buque a oscuras, con un tubo que me frenaba y que podía engancharse en cualquier lugar y en cualquier momento.
No se cómo pero salí por la obertura que hicimos en el costado del buque, arrastrando el narguile, sin aire, agotado, acojonado y a 30 metros de la superficie.
Estaba a punto de abrir la boca para respirar el agua que me rodeaba pero divisé la luz de la superficie y creerme, no se de donde saqué las fuerzas para llegar a ella.
Cuando llegué a la superficie respiré como nunca he respirado o mejor dicho aspirado.
Cuando me tranquilicé, grité a los compañeros que estaban en la barca.
Cuando llegaron me dijeron que qué pasaba....
Resulta que como los del muelle estaban en una tertulia animada... SE OLVIDARON DE REPOSTAR EL COMPRESOR.
"Perdona tío, es que no nos hemos dado cuenta...." fue la contestación de los cuatro "compañeros" que estaban en el muelle.
Esto pasó en 1981.
Estamos en el 2000 y el pasado día 13 (noviembre) he sido padre por primera vez.
He sido padre gracias a la suerte de salir vivo de aquella experiencia.
No podré olvidar jamás a esos "compañeros" que por poco, me impiden tener la experiencia de ser padre. Experiencia que ahora disfruto como no imaginaba.
Toni Serra